Un
reflexión bajo la niebla de diciembre.
La
Navidad y la política.
Este año he comprado navidad en
agosto. Si, un número de lotería, porque, ésta de Navidad es entrañable, aunque
toque menos. El espíritu navideño se repararte más, dicen los entendidos en
juegos de azar. También, he bebido cava en julio, que sin duda, es un producto
muy navideño. Quizás, no he tenido tan en cuenta la solidaridad, la felicidad
de los demás, que eso es parte de las navidades de diciembre. En Nueva York,
que son más originales, y más prácticos, tiene una tienda todo el año dedicada
a la Navidad se llama The Christmas Cottage. Así pues, estas
reflexiones, y otras parecidas se me ocurren cuando llegan estos días, y
comienzan a removerse las conciencias, y algunos dejan de actuar para
convertirse en buenas personas.
Sin duda, las fiestas de
diciembre, son un brindis al sol y al desenfreno de compras sin control.
Naturalmente, los eslóganes publicitarios van por ahí, y es muy legítimo, pues
la economía hay que calentarla. ¿Qué queda de la humildad de esa familia que da
a luz en un pesebre camino de Belén? Fanfarrias y retóricas huecas de una
hipocresía que no corrompe como si fuésemos, un elemento decorativo más de ese
árbol de coloridos múltiples.
Con la navidad pasa como con la
política, el modelo es siempre igual: dosis de melancolía, buenísimo a
raudales, interés por la gastronomía, la mejor sonrisa y perfil para la foto,
mejorar el año comercial por el bien de la economía, poner la cara amable para el
besuqueo del feliz navidad o vótame, y después al final el desencanto, y la
vuelta a la realidad. Para unos esto ocurre en enero, para los otros después de
los primeros cien días. Al final, todo se llena de serpentinas, corchos,
botellas vacías como el vacío existencial del que utiliza esa noche mágica para
desinhibirse de la realidad social. La política es parecida. No, perdón, es
igual.
Por eso, no entiendo las críticas,
por hacer coincidir ambos eventos. Estas navidades van a ser muy originales,
pues al chumchum del villancico trasnochado, y eslóganes empalagosos de los almendros
que vuelven, a hacer la visita a las madres, sólo por navidad. A todo esto, se
unen aquellos que dicen representar al pueblo, y que están en política para solucionar
nuestros problemas con sus atronadores mítines en busca de la lotería del voto.
Este año, el coctel está servido, y seguramente, tendremos que buscar consuelo
en la lectura o en las conversaciones amenas con gente que cree lo que dice,
aunque no piense lo mismo que tú. No sé porque se extrañan que haya mítines en
vísperas de navidad, nada nuevo bajo el sol.
Por todo ello, dos acontecimientos
se van a dar cita en el mes de diciembre. Uno por lo menos, va a acompañado de
unas dos cenas y dos comidas, la otra va con el cinismo del más de lo mismo.
En fin, que dios nos coja
confesados, y que nos ilumine en estas fiestas que en teoría celebramos en su
honor. Felices Fiestas a pesar de la circunstancias.
Francisco Santos Escribano.