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jueves, 9 de abril de 2015



La pureza del teatro y el signo visible de la cultura.

Sin duda, no puedo ser objetivo, pues es mi gente. El otro día veía la obra que representaban los alumnos del I.E.S “Valle del Ebro” del maestro Buero Vallejo “Hoy es fiesta”, y pensaba, fríamente, si todavía existían mejores actores que los nuestros. Oí cantar, en el mismo evento, a una estudiante, y me pareció un ángel.  Pero,  sobre todo me gustó mucho la actitud de todos comiéndose el  escenario con solvencia, categoría y clase.  No obstante, no soy ingenuo, y entiendo que hay muchas horas de ensayos, y de repetir las mismas escenas hasta la saciedad.  
Además, observé un montaje en el tablado que se salía de lo común. Allí estaba nuestros alumnos dejándose la piel sin perder el norte, pues, a pesar de su buen hacer, ninguno tiene aires de grandeza, son pura humildad. Me emocioné, y me alegré pensado que algo hemos hecho bien los educadores. Sin duda, la enseñanza, como la vida, se basa en una  lucha constante en busca de la excelencia. La mediocridad la dejamos para  esos programas de televisión donde se grita mucho.
 En mi instituto “Valle del Ebro”, desde hace años, tenemos un teatro, y eso, sin duda,  es vida. Como decía Laurence Olivier: “En una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro es el signo visible de cultura”. En nuestro centro educativo aparte de cultura, es ilusión, ganas de ponerse el mundo por montera, de reivindicarse, y es una muestra de nuestra honestidad. Los chavales magníficos, ponen de manifiesto que en la educación,  con la nueva y vieja pedagogía no vale la retórica hueca, y sí volver a la tradición de representar fragmentos de lo cotidiano, en este caso a Buero Vallejo, y los cincuenta.  Aquellos años duros, de esperanza ciega en el futuro, donde sus dirigentes, pensaban, prepotentemente, que en España empezaba a amanecer.
Por último, una representación no es nada sin su directora, en este caso, Mª José Esteban que se ha dejado la piel por el teatro escolar, y que, sin duda, es el mejor servicio que se puede hacer a la instrucción pública. Como escribía, inteligentemente, aquel escritor brasileño “la vida no está hecha de deseos y sí de los actos de cada uno”.
Francisco Santos Escribano.




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