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sábado, 21 de julio de 2018

Los sonidos y silencios de aquellos veranos de Ablitas.

Cada estación tiene sus sonidos. Además, esos ruidos, gritos, silencios, susurros, algarabías quedan guardadas en un registro que tenemos en lo más profundo.
Hace muchos años cuando éramos un pueblo agrícola, de las tres de la tarde a las cinco había silencio, mucho silencio. Era impensable salir de casa, pues la gente dormía la siesta. Si andaba bochorno sonaba totalmente distinto al Cierzo, y entonces, además, se prolongaba  más el sueño de la tarde. A veces los truenos ponían la música de fondo del estío.
Por la tarde, cuando descendía un poco el sol,  el jolgorio estaba en la laguna de Lor donde la gente, en ausencia de piscina, se bañaba desafiando la naturaleza. Hay esta la historia trágica de esta balsa. Además,  a los pájaros se les oían con más brío, parecía que también habían descansado con el sueño reparador. En este contexto, se escuchaba también la eterna cigarra con su ruido inconfundible. Ahora se oye menos, o no sé escucha.
Después del baño en la orilla cenagosa,  y cuando la tarde se nos venía encima, se iba, en una época a la Cabaña del Tío Tom, y en otra menos lejana a la fuente. La carretera era un hervidero de chismorreo, gritos, bicicletas y alguna moto, pocas. Era un sonido inconfundible de vida social potente.
Antes de irse a la cama se oían en las calles chillos, gritos, carreras. Juegos comunitarios y participativos intergeneracionales. Era el tiempo de tomar la fresca, que nunca venía. Me da gracia algún niño que dice hacer la fresca como si nosotros, sin medios artificiales fuésemos capaces de fabricarla.
Por la noche, se oían los grillos. ¿Dónde están? Pues hace muchos años que no los oímos. ¿Ha desaparecido o se han diezmado? Su ruido era inconfundible. Ya no debe de existir.
Sin duda, los sonidos, se han trasformado, han cambiado definitivamente, pues entre otras cosa ya no hay silencios que por cierto, sin no te gustaba la siesta y te obligaban a ella eran silencios aterradores.
De este modo, escuchando los sonidos podemos entender el cambio que se ha producido. Me parece que suenan distintos hasta los pájaros en el campo. Pero eso, ya es un apreciación subjetiva mía. Un saludo

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