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sábado, 26 de noviembre de 2016


El Castillo de Ablitas.

Si la piedra es lo más parecido a la eternidad, un castillo de sillares, símbolo de la Reconquista allá por el siglo XIII, supone el propio devenir de un pueblo. Pero, la idiosincrasia de una comunidad, a veces se llena de mitos que con el paso del tiempo tenemos que desbrozar para ver el atisbo de la razón. Sin embargo, lo material y tangible, no tergiversa la historia, está ahí como testigo del paso del tiempo. En efecto, nuestro castillo, con su tozudez, ha sobrevivido a todos los avatares, muy deteriorado, pero impertérrito, firme, siendo testigo de noche y día, de batallas y treguas, de esperanzas ciegas en el porvenir. Es sencillamente, como sus gentes, terco, duro, luchador en busca del futuro prometedor. En definitiva, se resiste con tesón a desaparecer.
Además, no seremos nosotros los que pasemos a la historia por no intentar rescatar sus ruinas para dignificarlas, a pesar de que no somos ingenuos, y sabemos que no sólo la fe mueve las montañas, hace falta algo más.
Sin duda, hay razones de peso para que se tenga en cuenta este monumento. Primero, su situación de frontera meridional del viejo reino y defensa frente a aragoneses y castellanos. Segundo, su originalidad, pues como sus hermanos que desaparecieron de la Ribera de Tudela esta escavado en la roca a pico y pala. Tercero, el grado de conservación frente a la inexistencia de sus contemporáneos del Valle del Ebro. Cuarto, sus estructura originales que han resistido todas las batallas. Por último, el sentido común. Planteémonos la pregunta al revés, ¿Qué gana, Navarra y Ablitas con la desaparición de este castillo? La respuesta la tendrán que ofrecer los que saben que el patrimonio no tiene un valor monetario, sino histórico y ese, sin duda, es tan grande que es difícil evaluar monetariamente.
¿Pero, alguien piensa que invertir un solo euro en una empresa de este tipo es dilapidar el dinero? Sin duda, son desconocedores de la historia moderna o actual. Si viviese Don Juce Abenabez, conocido como “el rico de Ablitas” fundador del negocio familiar “Casa de Ablitas” que fue un verdadero banco, seguramente no apelaríamos a ninguna institución pues él lucharía por los suyos.
No nos cabe la menor duda, que nuestro proyecto pretende mucho más que satisfacer el ego de un pueblo, pues entre otras razones pretende recuperar un archivo material para poder entender de dónde venimos, y a donde nos queremos proyectar en un futuro. Saber y recuperar el pasado es una necesidad vital, y además, somos conscientes que  nuestro castillo forma parte de esa arquitectura orgánica, que nos significa como pueblo que luchó, a lo largo de los siglos, porque este monumento permaneciese firme, oteando a sus gentes, y como elemento de su morfología artística.
En definitiva, nuestro proyecto pretende, de forma racional, mantener el castillo y aprovecharnos del mismo para proyectarnos con él en busca de nuevas expectativas que sirvan de catapulta para lanzar un planteamiento cultural, original, al mundo.

Como diría Franz Kafka  uno de los mejores escritores del siglo XX en  su novela “El castillo”: “Este pueblo es propiedad del castillo, quien vive aquí o pernocta, vive en cierta manera en el castillo.” Así, sin duda no pasa a los abliteros.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Los últimos románticos.

Hoy es un buen día para Ablitas. En primer lugar, está lloviendo, y como dicen los mayores, es necesario que caiga una “vara de pastor” de agua. En segundo lugar, un grupo de abliteros hemos estado limpiando el castillo. Como dicen en el pueblo, “estábamos uno de cada madre”, y eso es lo interesante, porque es diversidad, y heterogeneidad que da lustre al evento y muestra que los intereses a veces son comunes. 
¿Por qué hemos subido a limpiar?, pues, porque lo consideramos nuestro, y si aseamos nuestra casa, nuestra peña, nuestra calle, también no parecía digno limpiar el castillo.
La gente se ha puesto manos a la obra, y no ha hecho falta dirigir a nadie, todos tenían faena y si no la buscaban. Me ha recordado, como historiador, aquellos trabajos para la comunidad denominados “avecinar” o auzolan donde el ayuntamiento te requería para que ayudases a mantener los caminos, los montes, los bienes propios cuidados. La diferencia es que esta actividad que hemos realizado era voluntaria, y el “avecinar” era obligatorio.
Sin dudas, las dos horas intensas que hemos estado, interrumpidas por la lluvia, han sido gratificantes por la sensación de satisfacción personal de los que hemos acudido. Además, el tener presente que era una “obra social” no como la de la Caixa, pues esta no tenía ninguna gratificación hacía más maravillosa la actividad.
A todos que hemos participado, muchos, miembros de colectivos y asociaciones culturales de Ablitas, otros persona que no buscan ningún tipo de reconocimiento personal por su acción nos ha gustado la experiencia. Si además, creamos interés por nuestro patrimonio en aras de defenderlo y dignificarlo, ha merecido la pena la mañana de noviembre que hemos pasado haciendo compañía al castillo.
No me queda más que una felicitación a todos que habéis estado pues esto significa engrandecer el pueblo, y demuestra como los conciertos de la banda, el Halloween, el gregoriano, las danzas, y las actividades del consejo de la juventud que el pueblo sigue vivo y que lucha por mejorar la vida cultural de sus vecinos. Un saludo cordial




Despedida de la clase de 2ªA de bachillerato del IES "Valle del Ebro"

  2ºA. Todo pasa inevitablemente  Sobrevivir a este bachillerato, con las clases a última hora, y sin tener que tomar paracetamol para el do...