El derecho a equivocarse.

El viernes 10 de marzo, participé en una tertulia con alumnos míos de la asignatura  “La historia a través del arte, el cine y el rock desde mediados de los años 50”. En dicho encuentro estaban, el maestro Emilio Gutiérrez Caba, y el productor de cine José Antonio Félez, además de mi compañero Julián Berruete. Fue una jornada espectacular pues nos visitó, de cuerpo presente, la historia del cine, el teatro y la televisión de nuestro país. Aún se escucha los ecos de Estudio 1 de Televisión Española. Sin duda, nadie salió indiferente. Los alumnos preguntaron todo lo que quisieron a nuestros protagonistas. Nos explicaron sus dilatadas carreras en el mundo del celuloide, la pequeña pantalla y sobre los escenarios de este país, y reconocieron que no es fácil llegar a la cima de la fama. Fue una reunión sin ninguna distancia. Fue una conversación de bar, de calle, de colegas. Al final me dijeron, con toda humildad del mundo, ¿qué le ha parecido a tus alumnos? Yo pienso que fueron felices viendo a Antón, el padre de Mario Casa en “Palmeras en la nieve”. Los más mayores vieron a Vicente Cortázar el malo de “Gran Reserva”.

Pero sin duda, el momento que más me gusto fue cuando le pregunte a Emilio Gutiérrez Caba, por qué nos le das un consejo a esto alumnos que están a las puertas de la universidad, y alguno quieren ser actores, y con los tiempos que corren no están la cosa para el espectáculo cultural. El me contesto que sean actores o lo que quieran. Si se van a equivocar en su futuro o en su vida, que sea ellos los que se equivoque. Nosotros no podemos opinar por ello. Para terminar añadiendo, ¡todos tenemos derecho a elegir nuestro futuro! Ante esta afirmación, no tengo nada más que añadir.