Para Navidad en
casa.
Hoy, hace 99 años de la batalla del Primera Guerra Mundial de “Chemin des Dames” (Camino de las Damas), así
llamado porque por él pasaban las "Damas de Francia" (las hijas de
Luis XV). Una ofensiva francesa, lanzada el 16 de abril de 1917, con el fin de
romper el frente alemán que se convierte en un sangriento fracaso (unas 100.000
víctimas francesas en un mes). Se amotinan soldados franceses hartos de tanta vejación.
Las batallas de Verdum y del Somme fueron más agresivas y con más muertos, pero
no por ello ésta se queda a la zaga. Sin duda, la guerra es el fracaso de la
concordia, la negociación, el
entendimiento y el sentido común. A la lucha se va con la euforia y el
patriotismo del que se considera henchido de la verdad absoluta. Mi razón está
por encima de los demás. Los trenes se llenan de jóvenes ingleses y franceses
que iban, más que a una guerra destructora, a una fiesta por la patria. Ya
sabemos desde hace años, como decía Samuel Johnson que el “patriotismo es el último refugio de los miserables”.
La
gente, desde la ingenuidad innata del que no ve más allá de los impulsos
primitivos dice, alegremente, “para la
navidad en casa”. Pero el hogar durante cuatro años no fue otro que la
trinchera cavada sobre la tierra blanda, y regada de agua de lluvia de las
llanuras europeas, esperando entre pinchos de alambre al enemigo.
De
vez en cuando la codicia de algún general, sin escrúpulos, hacia lanzar ataques a la desesperada como en Verdum o el
Somme o como el que cumplimos el aniversario del “Chemin de Darnes”. Que bien reflejó la contienda,
inteligentemente, Stanley Kubrick en la película Senderos de Gloria. Yo la vi de estudiante en Zaragoza, y me pareció,
la esencia de la guerra en estado puro. Fue como un bofetón en la cara. Genial Kirk
Douglas a las órdenes del maestro. Planos cortos, traveling psicológico lento.
Un señor, salía del cine en Zaragoza, allá por el año 1986, gritando “esto es
un vergüenza, está película es antimilitarista”.
Después
de la guerra, todos vuelven a casa, sin lustre, sonrisa pérdida, tristes,
abatidos, escépticos ante la vida. No se oyen bravatas de canciones guerreras.
Es el armisticio. Después viene el escarnio de Francia con Alemania, y el
cheque en blanco para que asalte el poder un salva patrias, pequeño, cabo del
ejército, estudiante de arte dramático. ¿Y la burguesía alemana? Traicionado a
su ideología, el liberalismo. Después muertos, más muertos y más muertos.
Parecía que habíamos aprendido la lección, pero no, no existe Europa. Todo es
una entelequia.
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