Después de 2º hay vida.
Dentro de unos pocos días, apagaré la luz de esta aula, cerraré las ventanas, tomaré nota de las averías y desperfectos para que las arreglen en las vacaciones, cerraré la puerta, y me iré. Para entonces sabremos las notas de la Evau, y algunos estarán eufóricos, y otros cabizbajos esperando a ver los llamamiento de las distintas universidades.
Pero yo, volveré el uno de septiembre, vosotros os vais para siempre, vosotros no volveréis. Como mucho de visita.
Pero sin duda, otras puertas, de otra aulas se abrirán de par en par para llenaos de ciencia, y terminar vuestro camino intelectual en busca de la verdad, que luego ni existe. Es el “sueño universitario”.
Además, muy pronto, llegaran otros, con distintas inquietudes, con distintos intereses, con distinta idiosincrasia, pero también muy agobiados, expectantes por el futuro y esperando, igualmente, el sueño universitario. A ellos les diré lo mismo: no organizáis bien a la hora de estudiar, les contaré las mismas anécdotas, les diré que escuchen radio 2 para estudiar etc.
No obstante, no será lo mismo. Nunca es lo mismo. La delegada, no me pedirá permiso para votar ¿el qué? En la clase del sufragio siempre hay algo por lo que votar. Sin duda, echaré de menos esos debates profundos sobre las fechas de los exámenes. Y lo contaré a los nuevos, y nos echaremos unas risas. A su vez, el no ser aconsejable ir con chándal a la facultad, a mí Alba, personalmente, me preocuparía.
Cada año que pasa me cuesta más despedirme. Todos habéis formado parte de este centro, y decirlo con orgullo: he estudiado en el Valle del Ebro. A mí como docente, puedo decir, sin temor a equivocarme, que desde hace años que no tenía un curso de este nivel académico. Además, de listo, honrado, honestos, buena gente. Pero mucho cuidado, que a la buena gente es la más fácil de engañar.
Y la vida sigue, nada la hace parar. A donde vayáis hacer gala de vuestra personalidad. Defender lo vuestro como lo habéis hecho aquí. Luchar por lo que queréis y dejaos la piel en el intento. Que no os vendan humo. Qué nadie pretenda daos gato por liebre. Yo cuando os vea triunfal me alegrare mucho por haber contribuido, mínimamente, a tal fin.
Aprovechar la universidad. Ahora me iría yo. Comeos el mundo. Pero sobre todo ser felices y hacer lo que os gusta. Qué no tengáis que reprochar a nadie que os obligó hacer esto o aquello. Si os equivocáis que sea por vuestra opción no por la de los demás.
Yo os echaré de menos. Me acordaré, por lo menos de la cara de todos, los nombres inevitablemente se me olvidarán. Aquí estamos para lo que deseéis. Si necesitáis algo, de este profesor que puede ofreceos, no dudéis en pedirlo. Dinero no que no tengo.
Y dentro de unos años nos veremos, en el Hospital Reina Sofía, ouscoltándome, o en un instituto como colegas, o en una oficina técnica, o en los medios de comunicación, o entre la élite de este país. O como el otro día, sirviéndome de camarera en un bar de Puerto Venecia me encontré a una alumna. No os olvidéis de vuestro origen, y luchar por cambiar el mundo aunque no lo consigáis. Que nunca os digan que no lo habéis intentado.
Para terminar voy a citar una frase de aquella profesora de arte clásico Carey que me gusta mucho y decía “No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir”. Muchas suerte y que seáis felices.
Francisco Santos Escribano.
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