2º E, el curso que me descolocó.
Voy a despedirme de todos vosotros, y para ello, he escrito lo que pienso decir para no olvidarme de nada. Es verdad, que llevó muchos años en este oficio de enseñar, y he vivido muchas experiencias y muy variadas, pero este curso de 2º E, sin duda, me ha descolocado.
Además, debe quedar claro que no hablo de notas, que algunas rozan el nivel de excelencia, pues, académicamente, sois buenos. No obstante, mi caballo de batalla, y que me ha generado mayor irritación, ha sido la forma de afrontar las clases diarias. Mientras escribo estas letras, para elaborar mi despedida, pienso, y se me pasa por la cabeza, “estos seguro que hoy no me de dejar ni hablar”. No obstante, ya no voy a mandar callar pues ya he claudicado.
Nunca pensé que un curso de segundo de bachillerato, en puertas del sueño universitario, o cerca de los ciclos, iba a tener tantos partes de conducta. Que una persona iba a ser expulsada por introducir la pata como diría Enriqueta la “Pisa bien” en el libro “luces de Bohemia”. Nunca pensé que tendría que subirme a una mesa a quitar aviones de papel, porque el sector gracioso y cachondo de la clase necesitaba entretenerse. Nunca pensé perder tantas veces los papeles como en esta clase. Y, en definitiva, nunca pensé que podía gritar y despotricar a toda clase como lo hice.
Ahora que todo, tristemente, acaba, lanzo mí me culpa por los improperios que os he dicho desde aquí, y bien sabe Dios que no han sido más, porque he contado, muchas veces hasta 10.
Como decía el gran Herbert Spencer “educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros.” Que gran frase para resumir el camino de la formación. Cada uno que lo interprete como quiera, pero que busque en la esencia del estudio el maná que te hace ser astuto con los que se acercan a ti a venderte humo.
Mi labor de tutor ha pretendido luchar con ahínco para salvar, de la deriva, a esta clase. Los más habladores han ganado la partida a los más serios y han contaminado al grupo. Mis llamadas a los padres iban por ese camino. Pero, algunos si han entendido la lección, y otros por el contrario seguro que han tomado nota, pero han preferido seguir por otros derroteros.
Además, tengo que decir con la mano en el corazón que sois buena gente, e incluso algunos hasta tenéis gracia y chispa. Asimismo, nunca jamás he confundido hablar mucho, y el hacer el ganso con la idiosincrasia del grupo, el estudio y nivel académico. Por eso, en mi pequeña historia personal os guardo un capitulo entrañable y significativo.
También, puedo decir que sólo una minoría ha desperdiciado el curso porque le ha faltado arrojo, agallas, “cojones” u ovarios para tomar por los cuernos la propuesta educativa. A ellos, de verdad les digo que es una pena que aflorará con los años, y que tendréis que asumirla, y además con resignación.
Asimismo, yo como profesor, pase primero por esas mesas. Y sin lugar a dudas, he recibido la misma lección. Todavía recuerdo a mis maestros de la escuela. El agosto pasado escribir en el Diario de Navarra una carta de despedida de un maestro mío que se iba de este mundo. Su mujer me decía que bien conocías a mi marido. Dije, entre otras cosas que el “era muy listo, de los mejores que he conocido en la profesión” y sobre todo escribí que fue “honesto y honrado”.
Eso mismo he pretendido con esta clase de 2º E, ser honesto y honrado, y busca el lado positivo de vosotros para ejercer una presión pedagógica, con el fin de que os comieses el mundo, y que no sea al revés que la calle se os trague a vosotros.
La vida tiene muchos vaivenes. Ciertamente, no todo es como parece. En muchos sentidos necesitamos llenarnos de contenido para proyectarnos a un futuro esperanzador que se abre detrás de esa puerta. Para uno serán los ciclos formativos y para otros el sueño universitario en una ciudad desconocida, que nos recibirá con un cartel que diga, “más allá de tu pueblo hay vida y hay que vivirla”.
Por último, y como reflexión final os digo, que luchéis, que os dejéis la piel por una meta ahora que soy jóvenes pues con la edad miras el currículum con nostalgia y cierras el contenido porque pierde su interés. Buscar un elemento que os ayude a perseguirlo en un intento de encontrar el camino del futuro. Encontrar esa luz que se abre en el horizonte irradiando pasión por las cosas bien hechas
Para terminar, estudiar, trabajar, luchar, combatir por un ideal, pero, sobre todo no dejéis de buscar la felicidad que es lo más importante. Como diría aquel escritor anónimo “El regalo de la felicidad pertenece a quienes lo sacan de su envoltorio”. Hasta siempre y que tengáis mucha suerte en la búsqueda de vuestro sueño.